miércoles, 26 de febrero de 2020





Tiempo de poda

Una tarea paciente con la luna, el sol, las estrellas y los planetas.


Este año empezamos la poda en enero.
La poda de invierno es la tarea más importante del viticultor, con ella pretendemos alargar la edad de la planta, regular su formación y canalizar la producción para la próxima vendimia.

Es el inicio del proceso del ciclo de vida de nuestras cepas, la decisión más significativa del ciclo del viñedo; ayuda a escoger qué vino queremos crear de cada parcela, allí donde todo empieza.

Es una de las tareas realizadas con más respeto, atención, sensibilidad y, la que requiere más experiencia y sabiduría. Todas las labores que se llevan a cabo a lo largo del año son importantes, pero la poda, probablemente, sea el paso más relevante, puesto que de su buena realización dependerá la calidad y cantidad de uva y el vino que se obtenga después.

La poda se lleva a cabo durante el reposo invernal de la planta. Consiste en cortar ramificaciones de la cepa porque en su estado natural, el viñedo es una liana enredadera; las ramas, denominadas sarmientos, pueden llegar a medir hasta 30 metros de longitud. Es un trabajo meticuloso y para expertos.

Durante la poda, la huella del viticultor y su trabajo manual y artesanal es clave; un trabajo que pretende mantener la estructura de la planta asegurando su calidad y vida productiva, y también evitar un envejecimiento de la madera innecesario – que podría provocar heridas grandes de poda por donde podrían entrar enfermedades bacterianas o fúngicas-.

Los podadores saben bien que en función de la variedad de uva el arte de la poda se aplica de una forma u de otra. Sin embargo, este arte no se puede ejercer diariamente.
Es un trabajo paciente con la luna, el sol, las estrellas y los planetas. Estos ejercen sus fuerzas sobre la Tierra, personas, plantas y animales. Producimos un mejor vino cuando todo el ecosistema está en sintonía con estas influencias.

Así pues, trabajamos según el calendario biodinámico de Maria Thun, el cual nos dice que los días más idóneos para la poda de las cepas son los días fruta con luna descendente (días en que la luna está en el punto más alejado de la Tierra y se va acercando). Podamos siempre en luna descendente para proteger la planta de las heridas de poda y por la influencia que ejerce sobre las cepas, empujando la savia hacia las raíces.

Según el mismo calendario, el Zodíaco es la franja de constelaciones por la cual pasan la luna y los plantas. A su paso, se activan fuerzas que actúan sobre la tierra que se manifiestan a través de los cuatro elementos clásicos: tierra, agua, aire y fuego. Estas fuerzas activan la “fructificación” a los cuatro órganos de la planta: raíz, hoja, flor y fruta.

Si trabajamos en un día fruta, por ejemplo, estaremos trabajando más propiciamente en aquella parte de la planta; en nuestro caso, la uva. Otro aspecto muy importante es que adaptamos la poda en función de las necesidades de cada parcela. Aquellas más emblemáticas y equilibradas como El Clos del Serral, la Viña del Mas y la del Noguer, las podamos en día fruta; las que necesitan más vigor en días hoja; aquellas más jóvenes: La Plana, Cementeri y Las Barberas en día flor para conseguir una mejor aromaticidad.  En las que buscamos una máxima expresión del terroir como la Viña dels Fóssils, en día raíz.

En este proceso tan manual, nuestros caballos François, de raza bretona y Henri, de raza trait comtois, también tiene asegurada su tarea. Con su ayuda retiramos los sarmientos de poda sobrantes, para después triturarlos y volverlos a su origen, el viñedo, ahora ya convertidos en materia orgánica que con el paso del tiempo, se descompondrán y volverán a ser nutriente para el suelo y las plantas otorgándole vitalidad y energía.

Si se ha hecho bien, al cabo de unos meses, la planta que parecía haberse dormido para siempre mostrará los primeros indicios de vida: la cepa llorará, con la subida de las temperaturas, la savia se moverá y saldrá por las heridas de poda. El círculo se cierra, vuelve allí donde pertenece. 


Segundo año de vida del Club 1497

Para poder compartir de manera más próxima y personal, con todos los que confiáis en la marca y degustáis nuestros espumosos; toda nuestra filosofía de trabajo; para poder reservaros algunas colecciones especiales, botellas de autor o ediciones limitadas; para encontrar un canal que sea un punto de encuentro exclusivo con aquellos que compartís esta pasión por el mundo de vino y la viticultura: por todo esto en 2019 nació el Club 1497.

Hoy empezamos su segundo año de vida. 

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Como parte de nuestro Club disfrutarás de tres envíos anuales con una selección realizada personalmente por Manuel Raventós de aquellos espumosos que consideramos ideales para cada momento del año; siempre buscando la exclusividad que difícilmente se puede encontrar en tiendas.

Para los más coleccionistas y amantes de los vinos de guarda, o para aquellos que quieran degustar y probar las ediciones más limitadas de nuestra casa; ofreceremos un número cerrado de añadas especiales, los mejores Cuvées; los vinos naturales más personales de Pepe Raventós; o incluso algunas botellas de su proyecto más íntimo y personal: Mas del Serral.

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Futuro Viñador

Hoy queremos compartir que FUTURO VIÑADOR despega! Tras años de reuniones y trabajo en equipo esta Asociación es ya una realidad. Los compañeros de viaje somos un grupo heterogéneo de 16 productores de toda la Península, Canarias y Baleares.

 4Kilos Vinícola, Adega Alguera, Adegas Guimaro, Artuke,
Bodegas Ponce, Casa Castillo, Celler del Roure, Compañía de Vinos Telmo Rodríguez, Domaines Lupier, Dominio del Aguila, Dominio del Bendito, Granja Nuestra Señora de Remelluria, Ostatu, Suertes del Marqués, Zárate i nosaltres, Raventós i Blanc. 


A todos nos apasiona lo que hacemos y hemos decidido unir nuestro conocimiento, experiencias y aprendizajes, para trabajar juntos con el fin de mejorar nuestras prácticas vitícolas y culturales e inspirar a otras personas a seguir un camino de viticultura honesta, apegada a su paisaje y sus personas. Apostamos por el trabajo en equipo.

Entre todos queremos ser parte de esta revolución silenciosa de muchos viñadores/as de toda España, para ayudar a transformar nuestra cultura del vino e imagen de nuestro país.

Vamos a poner todo nuestro empeño en ayudar a recuperar las prácticas ancestrales, reivindicar nuestro gran viñedo histórico, la riqueza de nuestras variedades propias, y la biodiversidad/diversidad de climas y paisajes de nuestras zonas vinícolas.

¡Adelante, Viñadores!

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